Nuestro ojo sigue lentamente una línea que se inclina de manera tímida sugiriendo que nos llevará a una curva, no podríamos imaginar lo pronunciada que esta sería, pero la linea sigue firme formando una curva vertiginosa, cerrada y extremadamente sensual; estamos inmersos en ella cuando de pronto otra línea interfiere y nos hace seguirla, esta también es firme y juguetona, va formando caminos serpenteados y entonces chocamos con otra línea que interrumpe nuestro camino, esta forma un círculo. Necesitamos tomar distancia de este mundo de caminos peligrosos, necesitamos alejarnos para poner en perspectiva aquellos colores vibrantes y penetrantes que han llenado nuestros ojos y que nos acompañaron durante nuestro recorrido por el lienzo del hermoso Pedro Coronel que tenemos frente a nosotros.
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